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difu2013
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Cárcel de amor LOCURA Y Muerte.
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Cristian Franco
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El piano de Sebas suena en el living de su casa cerrada. Esa música ornamental vuela por las sombras de una tarde azul, con ese sonido él se salva y le sirve porque no tiene a nadie que lo quiera escuchar. Él no tiene máscaras ni disfraces que lo hagan huir de la cárcel de amor. La luz del sol lo escucha tocar y añade un ambiente sombrío al espejo de su expresión temerosa, pero Cecilia lo perturba. Pensar en lo que pasa entre Cecilia y Federico no le permite salir de la prisión. Él sabe lo que sucede, las flores se lo contaron cuando los oyeron en el jardín. Y ahora, en agradecimiento a ellas, Sebas les regala Primavera, de Vivaldi. A ellas les gusta mucho, y toca con dolor por lo que le contaron, porque ellas los vieron besarse cerca de la ventana, y también prometieron mantener esa pasión en secreto.
Federico quiere encerrar a Sebas en una nebulosa que lo confunde para poder representar el amor que siente por Cecilia a escondidas de él; no lo confiesa, pero a Sebas se lo contaron las flores.
El encierro en ese túnel solar lo confunde, y no puede distinguir los símbolos de la paz y del amor, ya no es divertido. Cuando decidieron ir a vivir juntos, no parecía que iba a ser así, él creyó que esa obsesión: el deseo hacia Cecilia había terminado, de otro modo, no hubiera sostenido consolidada la relación entre él y Federico. No hubiera querido que fuera una cárcel de amor para él, pero la encrucijada que le tendieron termino peor. Todas las tardes salía a conversar con las rosas.Hablar con las flores como una forma de ser feliz y de penetrar en el éxtasis que le provocaba el imperio de la confusión.
El día martes treinta de octubre, Sebastián llego de la capilla de la zona, tumbado porque sus rezos no surtían efecto, pues pareciera que Dios dejó de escucharlo para siempre. En el living se encuentran Cecilia y Federico, juntos como amigos. Sebastián no saludo y pasó hacia el jardín, mientras ellos daban cuenta de la indiferencia. Las rosas terminan de abrir y decide cortarles las hojas secas, recoger los pétalos que
pondrá sobre la base de su piano cuando termine de componer el himno a las flores; una composición que les esta preparando para cuando llegue el verano caluroso. La música las refresca y crecen con una audición fértil para las próximas temporadas.
A ellos, los siente despedirse. A los minutos, Federico sale y le entrega un té tibio a Sebas, como los que a él le gustan: con un pétalo de sus bien cuidadas flores flotando sobre la efusión sabrosa.
- ¿Cómo te fue en la iglesia?
- Bien, recé mucho. Siempre rezo por vos; y por mi.
- Tendrías que rezar menos y hablar más, me gustaría que me contaras que conversas con tus flores cuando están solos.
- Ellas escuchan todo, y me lo cuentan.
- ¿Qué te cuentan?
- Todo lo que ven, y lo que oyen también, pero yo tengo miedo de contarte.
- ¿A qué le temes tanto?
- A la verdad. La verdad de lo que ellas me cuentan me aterroriza, me encierra y no puedo salir porque tengo miedo de lo que pasa entre vos y Cecilia.
- No pasa nada que te vaya a perjudicar.
- Vos no me queres decir la verdad. No me decís que hace ella hace acá, no me decís que conversan tan a ocultas. Yo quiero entender para no tener más miedo.Que no se burle más de mí, porque dijo que estoy loco. Además, la semana pasada, te dijo que cuando me vaya el miércoles al concierto volverá de visita.
- ¿Quién te dijo eso?
Sebas no contestó y entró a la casa para sentarse en el piano a tocar Primavera. La música comenzó a revolotear por el sopor de la angustia y del doloroso miedo más profundo y extremo. Federico lo esquivo ese día todo el tiempo porque prefería dejarlo solo hasta que se cansará y se acostará a descansar, o en el mejor de los casos, a dormir hasta el día siguiente. Ya no se sentaban más los dos juntos a la par; hacía varios años que dejaron de hacerlo. Cuando empezaron a vivir juntos ahí, disfrutaban de jugar con el instrumento, de truncar las sonatas de Amadeus Mozart y Sergei Prokofiev hasta que saliera algo que a los dos les gustará. Se reían, se besaban y después se cerraban a los brazos del amor sobre la alfombra hasta que amaneciera, o hasta que no aguantarán más sus propios cuerpos juntos; pero cuando volvió Cecilia de España sembró la confusión y el miedo que hoy encierra a Sebas en su prisión. Ella empecinada de convencer a Federico de que lo vivido juntos en Madrid, cuando eran pareja, fue inigualable. Ahún así, seguían estando juntos a escondidas en el mismo lecho; en el mismo lugar donde la música de Vivaldi crece para las flores; y para el verano del mañana.
El día miércoles, Sebas fue al concierto de música clásica con sus amigos, iba a quedarse a dormir en casa de uno de ellos pero decidió volver a la suya porque, en verdad, no se le había hecho tan tarde. Siendo ya jueves a la madrugada y caminado sobre las veredas húmedas de su cuadra, esquiva a los gatos que se le cruzan en la oscuridad. Se cortó la luz en el barrio y las penumbras se acuestan en el camino. Sin entender, comenzó a escuchar lentamente el sonido de una sonata de Chopin. Llegó a la entrada de su casa y espió por la rendija del ventanal, no más. Allí estaban, ella sentada en el piano y él a su lado, riendo y tocando para ellos mismos. Desde afuera, desabrocha con éxtasis el sobretodo que lleva puesto y dispara dos veces contra el vidrio empañado del ventanal. Antes de que el cuerpo de ella cayera, un río de sangre cubre instantáneamente su espalda desnuda y blanca; luego del torso brilloso de Federico florece la sangre oscura que la luz de los velones, de alrededor, opacaron.
- Ahora, con el rostro sorprendido se van los dos juntos. Ya no tengo más miedo, ya se la verdad por mi visión.
Atraviesa caminando el living pisando los restos de una noche juntos. Los pétalos de sus rosas aparecen esparcidos por el suelo, de los colores que a él le gustan, los estaba juntando para los tés de esas semanas. En la cocina, descansan los restos de una cena amorosa, un salmón exquisito y muy bien condimentado. No le importa, porque abre la puerta del patio para ir a ver a las flores.
-¿Qué pasó? ¿De qué hablaron y qué estaban haciendo? Ustedes lo oyen todo.
Mientras las acaricia una por una, la noche va bajando el telón pesadamente y la claridad comienza a secar sus ojos.
Andrea Mineko: Poema del juego
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Mmm me despierto de ganas,
me estiro, me sacudo,
y ya estoy de pie,
me preparo. Me lleno de cuerpos,
y de mil ojos, cinco bocas, diez manos
y dos largas piernas para saltar,
y en un achís sacudo lo que sobra
-¡Ya nada me asusta!
Digo. Y esta vez es verdad.
El mundo es mío,
Y le dibujo una rayuela.
Tiro y salto:
uno-cinco-siete ¡cielo!
Así de fácil.
Sin aviones. Ni alas.
Sin cometas. Ni enormes globos rojos,
siempre tan complicados y delicados,
¡Solo con ganas!
que es fácil y no sabe de aire,
ni sutiles explosiones terminales.
Y la risa, que ahora me acompaña,
es amiga y es buena,
y es simple como la belleza,
me explota, como flores en las cinco bocas,
y florece primavera en cualquier lugar,
risa de colegiala, de mujer, de maga,
risa profunda, risa de nada,
risa que me muta:
y ahora soy rosa y tiemblo enamorada,
ahora soy sol y me dejo iluminar,
y siempre soy amor, siempre,
ahora soy música y no me puedo dejar de cantar,
y ahora soy encuentro, y puedo ser encontrada,
y ahora soy Andrea y Andrea dice:
-¡Vamos, vamos a jugar!
[ http://www.facebook.com/andrea.mineko?ref=mf ]
y ya estoy de pie,
me preparo. Me lleno de cuerpos,
y de mil ojos, cinco bocas, diez manos
y dos largas piernas para saltar,
y en un achís sacudo lo que sobra
-¡Ya nada me asusta!
Digo. Y esta vez es verdad.
El mundo es mío,
Y le dibujo una rayuela.
Tiro y salto:
uno-cinco-siete ¡cielo!
Así de fácil.
Sin aviones. Ni alas.
Sin cometas. Ni enormes globos rojos,
siempre tan complicados y delicados,
¡Solo con ganas!
que es fácil y no sabe de aire,
ni sutiles explosiones terminales.
Y la risa, que ahora me acompaña,
es amiga y es buena,
y es simple como la belleza,
me explota, como flores en las cinco bocas,
y florece primavera en cualquier lugar,
risa de colegiala, de mujer, de maga,
risa profunda, risa de nada,
risa que me muta:
y ahora soy rosa y tiemblo enamorada,
ahora soy sol y me dejo iluminar,
y siempre soy amor, siempre,
ahora soy música y no me puedo dejar de cantar,
y ahora soy encuentro, y puedo ser encontrada,
y ahora soy Andrea y Andrea dice:
-¡Vamos, vamos a jugar!
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SinMonNefas, de Agustín Pisani
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Agustín Pisani nació un 18 de enero de 1985, desde entonces nunca supo distinguir con claridad qué es la realidad. Su inquietud al respecto late en sus obras tanto teatrales como literarias. En su libro SinMonNefas, ópera literaria prima, el lector está invitado a armarse su propio collar. Cada cuento o escrito es una cuenta y hay un hilo conductor que une esas cuentas para finalmente formar un collar.
Para más información y por contacto, pueden acceder a los siguientes links.
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un yo azul caos
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literalmente:
mente literal.
mi cabeza está enrredada con palabras.
me gustaría poder peinarme,
ser una muchacha clara.
Pero soy este bardo azul caos que ves.
mente literal.
mi cabeza está enrredada con palabras.
me gustaría poder peinarme,
ser una muchacha clara.
Pero soy este bardo azul caos que ves.
LOS INKIETOS (Capitulo Aparte) 3er fragmento
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-¡Pero Fede! ¿Para qué llevas eso?
-Ahora vas a ver... ¡Yo soy el jefe! Esta es mi botellita loca
Los dos bajamos las escaleras que estaban desiertas de adictos, caminamos unos metros a la derecha y llegamos al cajero automático.
Federico cruzó por el vidrio roto resbalando un poco con las astillas de gran tamaño; estaban durmiendo cuatro pibes chorros sobre unos sucios colchones y dos enrollados en mugrosas frazadas. Yo oficiaba de campana y mi amigo comenzó a roziar de nafta a los supuestos ladrones de la bicicleta.
-¡Un poli!- murmuré asustado -¡Abortá, abortá, un poliyuta!-
-¡Aguantá!- dijo Federico, y encendió la nafta con un trapo. Se originó un pequeño fuego -¡Ajá! ¿Y ahora?-
-Ahora vamos, ¡la policía!
Los dos llegamos a la avenida De Mayo y 9 de Julio. El boliche gótico era una pequeña puerta que pasaba desapercibida, de no se por los vampiros que hacían fila para entrar. Los dos nos tomamos unos tragos en el kiosco bar de entrente, y Mary Mayer se hizo la linda; pero yo le dije que estaba con Erica, y bastante enamorado de Delfina.
Lissette estaba a los besos fatales con su ex novio sobre la ventana de un hotel a metros del bar dark de la esquina; asi que cruzamos.
-¿Qué hacés con este pingüino?
-Tranquilo- dije serio -¡Encará tranquilo, take it easy!
-Es mi novio, y ya fue, volvimos- sentenció Lissette -asi que, ¡todo mal!-
-¡Este gil, este normalito!- dijo Federico y sacó una navaja -¡Yo te pincho todo, es mía, no se la banca! ¡TOMÁTELA!-
-Ya pasó- murmuré y le atajé el brazo -se acabó la noche, el día, nos vamos; ¿nos ves que se nos vienen los patovas?-
Lissette los había llamado con señas y su novio temblaba de miedo; estaba vestido con equipo de gimnasia, y pretendía ser un rapero con la gorrita ladeada. Yo llevé a Federico a los empujones hasta la esquina y abordamos el primer taxi que se nos cruzó.
-¡YA VAS A VER, VOS Y TODOS!- advirtió mi amigo después de bajar la ventanilla mientras se me hacía imposible atajarlo de su ataque de nervios. Y prosiguió a los alaridos -¡LOS VOY A PINCHAR, A LOS DOS! ¡A VOS POR PUTA!-
-¡Basta! ¡El amor es así, siempre te toca perder!
El balconcito de la habitación tenía una baranda de hierro con fileteados de los años '40, una verdadera reliquia de la arquitectura Argentina; las ventanas eran de madera, con persianitas americanas y rebatibles en cuatro partes.
Erica se veía bella durmiendo, a luz de una marquesina le daba intermitentemente, y me senté a contemplarlo todo.
-¡No te la creo, que vida loca!- susurró Federico mirando su billetera abierta sobre la mesa; también sus alajas -Es la peor ¿cómo no vas a querer a un tipo con todo este oro? Se queda con ese gil muerto de hambre, ¡hasta nos podíamos haber ido a vivir juntos!-
-¡Ya pasó, buscate una mejor; Lissette no es para nadie! Yo estuve unos dias y no le dí.-
-¡Para vos es fácil, vos tenés la que querés!
-No, para nada, me falta mi Delfina preciosa, ¡mi muñecota de trapo!
-Es una tarada esa rubia gorda
-¡No sabes, vino la madre de Leticia, la novia de Guido y me encaró en la plaza, se puso a llorar por su hijita buena. Casi le pego, me desesperó tanta tristeza. Oh! ¡Que duelo que tuve, la peor!-
-¿Te querés matar?- preguntó Erica despabilándose -¡Adiviná quien falleció!-
-¡No!
-El Ricky, el cantante de Flema.
-Oh, por Apolo el dios de las artes! ¡FUCK! Yo lo conocí en una exposición de fotos, cuando era periodista. ¡Era un tipazo con un sentido del humor genial! Ricky me dijo: ¡MI BANDA ES UNA MIERDA! ¡Vos sos una mierda; pero Flema, es una mierda más que vos!
Los tres nos tiramos en la cama y nos pusimos a dormir, no había otra.
-No se les ocurra poner a darse- dijo Federico -¡Que yo estoy acá... y me prendo! ah! ah! ah! ah!-
-Dos putas y un chongo- dije bromeando -¡Eh, amigo, es la vida de los ricos!
-Jajaja! dos putas, un chongo ¡y una volsa de merca!
-Vos no podñes Fede- consideró Erica -porque él, ¡él es mi amigo gay!
-Hablando de eso, igggh! el otro día se estaban peleando los tumbas por el travesti del pasillo. Parece ser que uno le dió, y otro también, y a uno le pintó el amor, y lo quería acuchillar al otro!-
-¡Aguantá!- dije entre risas -¿No sabés lo hermosa que es Lulú con esos bigotitos chamameceros? ¡El travesti sex symbol bigotuda! Basta Fede, porque no me voy a poder dormir.-
-Pensar que se hacen los pulentas con un caño en el bolsillo- dijo Erica -¡y se terminan empomando entre ellos, vuelta y vuelta con un trabuco!-
Yo desperté varias veces en la noche, me sentía claustrofóbico; tambien tuve sueños, como presagios de que iba a volver a estar encerrado. Me levanté de la cama como a las 3 de la tarde.
Erica estaba hermosa, se había pintado prolijamente la cara regordeta, y vestía elegante-punk en jeans; Federico tenía puesto un traje negro y había pasado betum por mi paleto de cuero. Yo cotrareado me puse a vestirme para los acontecimientos del dia.
-Ahi está la comida.
-Gracias Eric.
-¿Y jefe?, jefe alemanen del partido ¡A ese negro Carrington no lo podemos atrapar!¡Siempre se nos escapa!-
-Sos un tarado cuando hacés eso- dijo Erica tentada -¡sos mi orco feo y malo!
-Para hoy- explicó Federico fumando tabaco importado -tenemos dos negocios loco, el primero es ir a cambiar billeta, y el otro es ir a firmar garantías truchas con giles.-
-Fácil, simple, firma con la mano izquierda, si hay peritaje firmas con la derecha.
-Yo los espero en la galeria.
-Okey Erica, paso y te veo en la escalera.
La avenida Corrientes es una larguísima peatonal, uno de los centros comerciales más grandes del mundo atestados de turistas; también de prestamistas de dinero ilegales, "arbolitos" que se dedican a cambiar dólares por pesos argentinos.
La financiera a donde nos dirigiamos era muy lujosa y con vidriera a la calle, tenía un pizarrón lumínico fuera donde se podía apreciar la cotización nueva de la moneda con dos guardias gigantezcos vestidos como generales. Sus gorras llevaban grandes águilas de metal plateado.
En el medio del camino había una viejecita de grandes anteojos, pelo de color violeta, que se genera por la tintura vencida para tapar las canas, y arrugas finitas en su cara por millones. A su lado siempre había un niño con retraso mental.
Yo detuve a Federico unos metros antes.
-¿Tené' moneda?
-Sí ¿Cuánto querés?
-No salame, acordate de esto: ¿Tené' moneda?
-¿Qué onda?
-Vos acordate- dije, y los dos seguimos camino ante mis señas -¡Ahi va!-
-¿Tené' mondea?- preguntó la viejecita -¿Tené' moneda?-
-¡JAJAJA! aguantá, no podés ser tan hijo de puta, jajaja!
-Me persigue siempre, vieja bastarda. Siempre me la cruzo en la calle, en el medio del camino- aseguré entre risitas y siguiendo camino -una vez le di un boton de camisa rojo, siempre pide: ¿Tené' moneda? Me vuelve loco, ¡es el diablo en medio de la encrucijada! Siempre habla con la eñe por todos lados. No me va a dejar hasta que le de un peso en "moñeda".-
-¡No podés ser tan hijo de puta, jajaja!
-Basta, seriamente me da como culpas, me siento en deuda con gente así por la calle. POr eso digo que la vida es hermosa, nací entero y tengo posibilidades de tocar el Olimpo con las manos cuando quiero. ¡Me da tanta impotencia cuando veo gente minusválida, una bronca! ¡Y no se a quien atribuirselo! Puff después dicen: el amor y la creación de dios es maravilloso. ¡FUCK!
Los dos llegamos a la puerta de la financiera.
-Vos cuidá de que no nos roben, ¡a ver si nos chorean y perdemos!
-¡Sí, jefechito!
CONTINÚA...
-Ahora vas a ver... ¡Yo soy el jefe! Esta es mi botellita loca
Los dos bajamos las escaleras que estaban desiertas de adictos, caminamos unos metros a la derecha y llegamos al cajero automático.
Federico cruzó por el vidrio roto resbalando un poco con las astillas de gran tamaño; estaban durmiendo cuatro pibes chorros sobre unos sucios colchones y dos enrollados en mugrosas frazadas. Yo oficiaba de campana y mi amigo comenzó a roziar de nafta a los supuestos ladrones de la bicicleta.
-¡Un poli!- murmuré asustado -¡Abortá, abortá, un poliyuta!-
-¡Aguantá!- dijo Federico, y encendió la nafta con un trapo. Se originó un pequeño fuego -¡Ajá! ¿Y ahora?-
-Ahora vamos, ¡la policía!
Los dos llegamos a la avenida De Mayo y 9 de Julio. El boliche gótico era una pequeña puerta que pasaba desapercibida, de no se por los vampiros que hacían fila para entrar. Los dos nos tomamos unos tragos en el kiosco bar de entrente, y Mary Mayer se hizo la linda; pero yo le dije que estaba con Erica, y bastante enamorado de Delfina.
Lissette estaba a los besos fatales con su ex novio sobre la ventana de un hotel a metros del bar dark de la esquina; asi que cruzamos.
-¿Qué hacés con este pingüino?
-Tranquilo- dije serio -¡Encará tranquilo, take it easy!
-Es mi novio, y ya fue, volvimos- sentenció Lissette -asi que, ¡todo mal!-
-¡Este gil, este normalito!- dijo Federico y sacó una navaja -¡Yo te pincho todo, es mía, no se la banca! ¡TOMÁTELA!-
-Ya pasó- murmuré y le atajé el brazo -se acabó la noche, el día, nos vamos; ¿nos ves que se nos vienen los patovas?-
Lissette los había llamado con señas y su novio temblaba de miedo; estaba vestido con equipo de gimnasia, y pretendía ser un rapero con la gorrita ladeada. Yo llevé a Federico a los empujones hasta la esquina y abordamos el primer taxi que se nos cruzó.
-¡YA VAS A VER, VOS Y TODOS!- advirtió mi amigo después de bajar la ventanilla mientras se me hacía imposible atajarlo de su ataque de nervios. Y prosiguió a los alaridos -¡LOS VOY A PINCHAR, A LOS DOS! ¡A VOS POR PUTA!-
-¡Basta! ¡El amor es así, siempre te toca perder!
El balconcito de la habitación tenía una baranda de hierro con fileteados de los años '40, una verdadera reliquia de la arquitectura Argentina; las ventanas eran de madera, con persianitas americanas y rebatibles en cuatro partes.
Erica se veía bella durmiendo, a luz de una marquesina le daba intermitentemente, y me senté a contemplarlo todo.
-¡No te la creo, que vida loca!- susurró Federico mirando su billetera abierta sobre la mesa; también sus alajas -Es la peor ¿cómo no vas a querer a un tipo con todo este oro? Se queda con ese gil muerto de hambre, ¡hasta nos podíamos haber ido a vivir juntos!-
-¡Ya pasó, buscate una mejor; Lissette no es para nadie! Yo estuve unos dias y no le dí.-
-¡Para vos es fácil, vos tenés la que querés!
-No, para nada, me falta mi Delfina preciosa, ¡mi muñecota de trapo!
-Es una tarada esa rubia gorda
-¡No sabes, vino la madre de Leticia, la novia de Guido y me encaró en la plaza, se puso a llorar por su hijita buena. Casi le pego, me desesperó tanta tristeza. Oh! ¡Que duelo que tuve, la peor!-
-¿Te querés matar?- preguntó Erica despabilándose -¡Adiviná quien falleció!-
-¡No!
-El Ricky, el cantante de Flema.
-Oh, por Apolo el dios de las artes! ¡FUCK! Yo lo conocí en una exposición de fotos, cuando era periodista. ¡Era un tipazo con un sentido del humor genial! Ricky me dijo: ¡MI BANDA ES UNA MIERDA! ¡Vos sos una mierda; pero Flema, es una mierda más que vos!
Los tres nos tiramos en la cama y nos pusimos a dormir, no había otra.
-No se les ocurra poner a darse- dijo Federico -¡Que yo estoy acá... y me prendo! ah! ah! ah! ah!-
-Dos putas y un chongo- dije bromeando -¡Eh, amigo, es la vida de los ricos!
-Jajaja! dos putas, un chongo ¡y una volsa de merca!
-Vos no podñes Fede- consideró Erica -porque él, ¡él es mi amigo gay!
-Hablando de eso, igggh! el otro día se estaban peleando los tumbas por el travesti del pasillo. Parece ser que uno le dió, y otro también, y a uno le pintó el amor, y lo quería acuchillar al otro!-
-¡Aguantá!- dije entre risas -¿No sabés lo hermosa que es Lulú con esos bigotitos chamameceros? ¡El travesti sex symbol bigotuda! Basta Fede, porque no me voy a poder dormir.-
-Pensar que se hacen los pulentas con un caño en el bolsillo- dijo Erica -¡y se terminan empomando entre ellos, vuelta y vuelta con un trabuco!-
Yo desperté varias veces en la noche, me sentía claustrofóbico; tambien tuve sueños, como presagios de que iba a volver a estar encerrado. Me levanté de la cama como a las 3 de la tarde.
Erica estaba hermosa, se había pintado prolijamente la cara regordeta, y vestía elegante-punk en jeans; Federico tenía puesto un traje negro y había pasado betum por mi paleto de cuero. Yo cotrareado me puse a vestirme para los acontecimientos del dia.
-Ahi está la comida.
-Gracias Eric.
-¿Y jefe?, jefe alemanen del partido ¡A ese negro Carrington no lo podemos atrapar!¡Siempre se nos escapa!-
-Sos un tarado cuando hacés eso- dijo Erica tentada -¡sos mi orco feo y malo!
-Para hoy- explicó Federico fumando tabaco importado -tenemos dos negocios loco, el primero es ir a cambiar billeta, y el otro es ir a firmar garantías truchas con giles.-
-Fácil, simple, firma con la mano izquierda, si hay peritaje firmas con la derecha.
-Yo los espero en la galeria.
-Okey Erica, paso y te veo en la escalera.
La avenida Corrientes es una larguísima peatonal, uno de los centros comerciales más grandes del mundo atestados de turistas; también de prestamistas de dinero ilegales, "arbolitos" que se dedican a cambiar dólares por pesos argentinos.
La financiera a donde nos dirigiamos era muy lujosa y con vidriera a la calle, tenía un pizarrón lumínico fuera donde se podía apreciar la cotización nueva de la moneda con dos guardias gigantezcos vestidos como generales. Sus gorras llevaban grandes águilas de metal plateado.
En el medio del camino había una viejecita de grandes anteojos, pelo de color violeta, que se genera por la tintura vencida para tapar las canas, y arrugas finitas en su cara por millones. A su lado siempre había un niño con retraso mental.
Yo detuve a Federico unos metros antes.
-¿Tené' moneda?
-Sí ¿Cuánto querés?
-No salame, acordate de esto: ¿Tené' moneda?
-¿Qué onda?
-Vos acordate- dije, y los dos seguimos camino ante mis señas -¡Ahi va!-
-¿Tené' mondea?- preguntó la viejecita -¿Tené' moneda?-
-¡JAJAJA! aguantá, no podés ser tan hijo de puta, jajaja!
-Me persigue siempre, vieja bastarda. Siempre me la cruzo en la calle, en el medio del camino- aseguré entre risitas y siguiendo camino -una vez le di un boton de camisa rojo, siempre pide: ¿Tené' moneda? Me vuelve loco, ¡es el diablo en medio de la encrucijada! Siempre habla con la eñe por todos lados. No me va a dejar hasta que le de un peso en "moñeda".-
-¡No podés ser tan hijo de puta, jajaja!
-Basta, seriamente me da como culpas, me siento en deuda con gente así por la calle. POr eso digo que la vida es hermosa, nací entero y tengo posibilidades de tocar el Olimpo con las manos cuando quiero. ¡Me da tanta impotencia cuando veo gente minusválida, una bronca! ¡Y no se a quien atribuirselo! Puff después dicen: el amor y la creación de dios es maravilloso. ¡FUCK!
Los dos llegamos a la puerta de la financiera.
-Vos cuidá de que no nos roben, ¡a ver si nos chorean y perdemos!
-¡Sí, jefechito!
CONTINÚA...
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