NEGOCIO
NEGOCIO
No creo que sea un buen poeta, pero puedo pedirte que te quedes absorbido por estas palabras.
VOY A PEDIRTE QUE TE QUEDÉS QUIETO HASTA QUE TERMINE.
Tampoco soy un gran artista.
Pero vuelvo a pedirte que te quedes quieto, casi inerte y recostado en aquel diván del cuento anterior; aquel diván que nos sumergió en la mas y extrema violencia de cuerpos y ahora te sumerge a vos solo en la mas profunda de las quietudes.
Te estoy pintando desnudo.
Te pido que te quedes quieto en donde estas; el diván. Solo podes observar como doy vueltas la pintura fresca, como consumo cigarrillos al exceso para poder terminar y que esto te quede listo. Eso es lo único que podes hacer: OBSERVAR EN QUIETUD, y lo podes hacer con la mirada, sin mover la cabeza; porque destruís toda la armonía.
-Si obedeces, prometo declararte príncipe de un castillo, que voy a construir con una masa cósmica que me regalaron el año pasado de algún lugar que no conozco. Y también voy a fabricarte una corona con las colillas de los cigarrillos, porque un príncipe tiene que tener corona.
- Bueno, me quedo quieto.
- Trata de no hablar y de no moverte mucho.
Veo en tu rostro que te pones contento con la propuesta del castillo y la corona, así puedo seguir pintando en esa posición.
* * *
Hay algo que nunca te dije; y es que me gusta mentir e inventar. Nada sincero. No soy buen artista, no soy buen poeta, no tengo tal masa cósmica para construirte el castillo, y también enterate que tire las colillas de los cigarrillos a la basura. No hay corona. Esto solo era para poder contemplar tu quietud durante un par de horas.
Ahora, si me perdonas, me acojo en tu lecho de nuevo.
- ¿Me perdonas?
No creo que sea un buen poeta, pero puedo pedirte que te quedes absorbido por estas palabras.
VOY A PEDIRTE QUE TE QUEDÉS QUIETO HASTA QUE TERMINE.
Tampoco soy un gran artista.
Pero vuelvo a pedirte que te quedes quieto, casi inerte y recostado en aquel diván del cuento anterior; aquel diván que nos sumergió en la mas y extrema violencia de cuerpos y ahora te sumerge a vos solo en la mas profunda de las quietudes.
Te estoy pintando desnudo.
Te pido que te quedes quieto en donde estas; el diván. Solo podes observar como doy vueltas la pintura fresca, como consumo cigarrillos al exceso para poder terminar y que esto te quede listo. Eso es lo único que podes hacer: OBSERVAR EN QUIETUD, y lo podes hacer con la mirada, sin mover la cabeza; porque destruís toda la armonía.
-Si obedeces, prometo declararte príncipe de un castillo, que voy a construir con una masa cósmica que me regalaron el año pasado de algún lugar que no conozco. Y también voy a fabricarte una corona con las colillas de los cigarrillos, porque un príncipe tiene que tener corona.
- Bueno, me quedo quieto.
- Trata de no hablar y de no moverte mucho.
Veo en tu rostro que te pones contento con la propuesta del castillo y la corona, así puedo seguir pintando en esa posición.
* * *
Hay algo que nunca te dije; y es que me gusta mentir e inventar. Nada sincero. No soy buen artista, no soy buen poeta, no tengo tal masa cósmica para construirte el castillo, y también enterate que tire las colillas de los cigarrillos a la basura. No hay corona. Esto solo era para poder contemplar tu quietud durante un par de horas.
Ahora, si me perdonas, me acojo en tu lecho de nuevo.
- ¿Me perdonas?