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Cárcel de amor LOCURA Y Muerte.

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El piano de Sebas suena en el living de su casa cerrada. Esa música ornamental vuela por las sombras de una tarde azul, con ese sonido él se salva y le sirve porque no tiene a nadie que lo quiera escuchar. Él no tiene máscaras ni disfraces que lo hagan huir de la cárcel de amor. La luz del sol lo escucha tocar y añade un ambiente sombrío al espejo de su expresión temerosa, pero Cecilia lo perturba. Pensar en lo que pasa entre Cecilia y Federico no le permite salir de la prisión. Él sabe lo que sucede, las flores se lo contaron cuando los oyeron en el jardín. Y ahora, en agradecimiento a ellas, Sebas les regala Primavera, de Vivaldi. A ellas les gusta mucho, y toca con dolor por lo que le contaron, porque ellas los vieron besarse cerca de la ventana, y también prometieron mantener esa pasión en secreto.
Federico quiere encerrar a Sebas en una nebulosa que lo confunde para poder representar el amor que siente por Cecilia a escondidas de él; no lo confiesa, pero a Sebas se lo contaron las flores.
El encierro en ese túnel solar lo confunde, y no puede distinguir los símbolos de la paz y del amor, ya no es divertido. Cuando decidieron ir a vivir juntos, no parecía que iba a ser así, él creyó que esa obsesión: el deseo hacia Cecilia había terminado, de otro modo, no hubiera sostenido consolidada la relación entre él y Federico. No hubiera querido que fuera una cárcel de amor para él, pero la encrucijada que le tendieron termino peor. Todas las tardes salía a conversar con las rosas.Hablar con las flores como una forma de ser feliz y de penetrar en el éxtasis que le provocaba el imperio de la confusión.
El día martes treinta de octubre, Sebastián llego de la capilla de la zona, tumbado porque sus rezos no surtían efecto, pues pareciera que Dios dejó de escucharlo para siempre. En el living se encuentran Cecilia y Federico, juntos como amigos. Sebastián no saludo y pasó hacia el jardín, mientras ellos daban cuenta de la indiferencia. Las rosas terminan de abrir y decide cortarles las hojas secas, recoger los pétalos que
pondrá sobre la base de su piano cuando termine de componer el himno a las flores; una composición que les esta preparando para cuando llegue el verano caluroso. La música las refresca y crecen con una audición fértil para las próximas temporadas.
A ellos, los siente despedirse. A los minutos, Federico sale y le entrega un té tibio a Sebas, como los que a él le gustan: con un pétalo de sus bien cuidadas flores flotando sobre la efusión sabrosa.

- ¿Cómo te fue en la iglesia?
- Bien, recé mucho. Siempre rezo por vos; y por mi.
- Tendrías que rezar menos y hablar más, me gustaría que me contaras que conversas con tus flores cuando están solos.
- Ellas escuchan todo, y me lo cuentan.
- ¿Qué te cuentan?
- Todo lo que ven, y lo que oyen también, pero yo tengo miedo de contarte.
- ¿A qué le temes tanto?
- A la verdad. La verdad de lo que ellas me cuentan me aterroriza, me encierra y no puedo salir porque tengo miedo de lo que pasa entre vos y Cecilia.
- No pasa nada que te vaya a perjudicar.
- Vos no me queres decir la verdad. No me decís que hace ella hace acá, no me decís que conversan tan a ocultas. Yo quiero entender para no tener más miedo.Que no se burle más de mí, porque dijo que estoy loco. Además, la semana pasada, te dijo que cuando me vaya el miércoles al concierto volverá de visita.
- ¿Quién te dijo eso?

Sebas no contestó y entró a la casa para sentarse en el piano a tocar Primavera. La música comenzó a revolotear por el sopor de la angustia y del doloroso miedo más profundo y extremo. Federico lo esquivo ese día todo el tiempo porque prefería dejarlo solo hasta que se cansará y se acostará a descansar, o en el mejor de los casos, a dormir hasta el día siguiente. Ya no se sentaban más los dos juntos a la par; hacía varios años que dejaron de hacerlo. Cuando empezaron a vivir juntos ahí, disfrutaban de jugar con el instrumento, de truncar las sonatas de Amadeus Mozart y Sergei Prokofiev hasta que saliera algo que a los dos les gustará. Se reían, se besaban y después se cerraban a los brazos del amor sobre la alfombra hasta que amaneciera, o hasta que no aguantarán más sus propios cuerpos juntos; pero cuando volvió Cecilia de España sembró la confusión y el miedo que hoy encierra a Sebas en su prisión. Ella empecinada de convencer a Federico de que lo vivido juntos en Madrid, cuando eran pareja, fue inigualable. Ahún así, seguían estando juntos a escondidas en el mismo lecho; en el mismo lugar donde la música de Vivaldi crece para las flores; y para el verano del mañana.
El día miércoles, Sebas fue al concierto de música clásica con sus amigos, iba a quedarse a dormir en casa de uno de ellos pero decidió volver a la suya porque, en verdad, no se le había hecho tan tarde. Siendo ya jueves a la madrugada y caminado sobre las veredas húmedas de su cuadra, esquiva a los gatos que se le cruzan en la oscuridad. Se cortó la luz en el barrio y las penumbras se acuestan en el camino. Sin entender, comenzó a escuchar lentamente el sonido de una sonata de Chopin. Llegó a la entrada de su casa y espió por la rendija del ventanal, no más. Allí estaban, ella sentada en el piano y él a su lado, riendo y tocando para ellos mismos. Desde afuera, desabrocha con éxtasis el sobretodo que lleva puesto y dispara dos veces contra el vidrio empañado del ventanal. Antes de que el cuerpo de ella cayera, un río de sangre cubre instantáneamente su espalda desnuda y blanca; luego del torso brilloso de Federico florece la sangre oscura que la luz de los velones, de alrededor, opacaron.

- Ahora, con el rostro sorprendido se van los dos juntos. Ya no tengo más miedo, ya se la verdad por mi visión.

Atraviesa caminando el living pisando los restos de una noche juntos. Los pétalos de sus rosas aparecen esparcidos por el suelo, de los colores que a él le gustan, los estaba juntando para los tés de esas semanas. En la cocina, descansan los restos de una cena amorosa, un salmón exquisito y muy bien condimentado. No le importa, porque abre la puerta del patio para ir a ver a las flores.

-¿Qué pasó? ¿De qué hablaron y qué estaban haciendo? Ustedes lo oyen todo.

Mientras las acaricia una por una, la noche va bajando el telón pesadamente y la claridad comienza a secar sus ojos.

Andrea Mineko: Poema del juego

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Mmm me despierto de ganas,
me estiro, me sacudo,
y ya estoy de pie,
me preparo. Me lleno de cuerpos,
y de mil ojos, cinco bocas, diez manos
y dos largas piernas para saltar,
y en un achís sacudo lo que sobra
-¡Ya nada me asusta!
Digo. Y esta vez es verdad.
El mundo es mío,
Y le dibujo una rayuela.
Tiro y salto:
uno-cinco-siete ¡cielo!
Así de fácil.
Sin aviones. Ni alas.
Sin cometas. Ni enormes globos rojos,
siempre tan complicados y delicados,
¡Solo con ganas!
que es fácil y no sabe de aire,
ni sutiles explosiones terminales.
Y la risa, que ahora me acompaña,
es amiga y es buena,
y es simple como la belleza,
me explota, como flores en las cinco bocas,
y florece primavera en cualquier lugar,
risa de colegiala, de mujer, de maga,
risa profunda, risa de nada,
risa que me muta:
y ahora soy rosa y tiemblo enamorada,
ahora soy sol y me dejo iluminar,
y siempre soy amor, siempre,
ahora soy música y no me puedo dejar de cantar,
y ahora soy encuentro, y puedo ser encontrada,
y ahora soy Andrea y Andrea dice:
-¡Vamos, vamos a jugar!







[ http://www.facebook.com/andrea.mineko?ref=mf ]

SinMonNefas, de Agustín Pisani

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Agustín Pisani nació un 18 de enero de 1985, desde entonces nunca supo distinguir con claridad qué es la realidad. Su inquietud al respecto late en sus obras tanto teatrales como literarias. En su libro SinMonNefas, ópera literaria prima, el lector está invitado a armarse su propio collar. Cada cuento o escrito es una cuenta y hay un hilo conductor que une esas cuentas para finalmente formar un collar.
SinMonNefas está fuertemente influida por Historias de Cronopios y de Famas y Rayuela, de Julio Cortázar.
Agustín Pisani ha escrito cuentos, poesía, guiones para cine, televisión, videoclips, obras de teatro y en este caso literatura.
Su obra bordea una búsqueda sobre la percepción de la realidad como eje y su eje suele desplazarse para deconstruir la propia realidad. Es decir, sus obras nunca encuentran una respuesta sino más bien varios problemas. Uno de estos reside en el disvalor que el autor le concede a la palabra. Paradójicamente y a pesar de ello, Agustín utiliza la palabra como herramienta limitante, pero herramienta al fin.
El autor de SinMonNefas estudia Artes Combinadas en la U.B.A. Además suele presentar monólogos en tono cómico . Estos hechos pueden descubrirse a lo largo de SinMonNefas.
Actualmente está en proceso su segundo libro.
Para más información y por contacto, pueden acceder a los siguientes links.
o en Facebook: SinMonNefas


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un yo azul caos

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literalmente:

mente literal.

mi cabeza está enrredada con palabras.

me gustaría poder peinarme,

ser una muchacha clara.

Pero soy este bardo azul caos que ves.

LOS INKIETOS (Capitulo Aparte) 3er fragmento

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-¡Pero Fede! ¿Para qué llevas eso?

-Ahora vas a ver... ¡Yo soy el jefe! Esta es mi botellita loca

Los dos bajamos las escaleras que estaban desiertas de adictos, caminamos unos metros a la derecha y llegamos al cajero automático.
Federico cruzó por el vidrio roto resbalando un poco con las astillas de gran tamaño; estaban durmiendo cuatro pibes chorros sobre unos sucios colchones y dos enrollados en mugrosas frazadas. Yo oficiaba de campana y mi amigo comenzó a roziar de nafta a los supuestos ladrones de la bicicleta.

-¡Un poli!- murmuré asustado -¡Abortá, abortá, un poliyuta!-

-¡Aguantá!- dijo Federico, y encendió la nafta con un trapo. Se originó un pequeño fuego -¡Ajá! ¿Y ahora?-

-Ahora vamos, ¡la policía!

Los dos llegamos a la avenida De Mayo y 9 de Julio. El boliche gótico era una pequeña puerta que pasaba desapercibida, de no se por los vampiros que hacían fila para entrar. Los dos nos tomamos unos tragos en el kiosco bar de entrente, y Mary Mayer se hizo la linda; pero yo le dije que estaba con Erica, y bastante enamorado de Delfina.
Lissette estaba a los besos fatales con su ex novio sobre la ventana de un hotel a metros del bar dark de la esquina; asi que cruzamos.

-¿Qué hacés con este pingüino?

-Tranquilo- dije serio -¡Encará tranquilo, take it easy!

-Es mi novio, y ya fue, volvimos- sentenció Lissette -asi que, ¡todo mal!-

-¡Este gil, este normalito!- dijo Federico y sacó una navaja -¡Yo te pincho todo, es mía, no se la banca! ¡TOMÁTELA!-

-Ya pasó- murmuré y le atajé el brazo -se acabó la noche, el día, nos vamos; ¿nos ves que se nos vienen los patovas?-

Lissette los había llamado con señas y su novio temblaba de miedo; estaba vestido con equipo de gimnasia, y pretendía ser un rapero con la gorrita ladeada. Yo llevé a Federico a los empujones hasta la esquina y abordamos el primer taxi que se nos cruzó.

-¡YA VAS A VER, VOS Y TODOS!- advirtió mi amigo después de bajar la ventanilla mientras se me hacía imposible atajarlo de su ataque de nervios. Y prosiguió a los alaridos -¡LOS VOY A PINCHAR, A LOS DOS! ¡A VOS POR PUTA!-

-¡Basta! ¡El amor es así, siempre te toca perder!

El balconcito de la habitación tenía una baranda de hierro con fileteados de los años '40, una verdadera reliquia de la arquitectura Argentina; las ventanas eran de madera, con persianitas americanas y rebatibles en cuatro partes.
Erica se veía bella durmiendo, a luz de una marquesina le daba intermitentemente, y me senté a contemplarlo todo.

-¡No te la creo, que vida loca!- susurró Federico mirando su billetera abierta sobre la mesa; también sus alajas -Es la peor ¿cómo no vas a querer a un tipo con todo este oro? Se queda con ese gil muerto de hambre, ¡hasta nos podíamos haber ido a vivir juntos!-

-¡Ya pasó, buscate una mejor; Lissette no es para nadie! Yo estuve unos dias y no le dí.-

-¡Para vos es fácil, vos tenés la que querés!

-No, para nada, me falta mi Delfina preciosa, ¡mi muñecota de trapo!

-Es una tarada esa rubia gorda

-¡No sabes, vino la madre de Leticia, la novia de Guido y me encaró en la plaza, se puso a llorar por su hijita buena. Casi le pego, me desesperó tanta tristeza. Oh! ¡Que duelo que tuve, la peor!-

-¿Te querés matar?- preguntó Erica despabilándose -¡Adiviná quien falleció!-

-¡No!

-El Ricky, el cantante de Flema.

-Oh, por Apolo el dios de las artes! ¡FUCK! Yo lo conocí en una exposición de fotos, cuando era periodista. ¡Era un tipazo con un sentido del humor genial! Ricky me dijo: ¡MI BANDA ES UNA MIERDA! ¡Vos sos una mierda; pero Flema, es una mierda más que vos!

Los tres nos tiramos en la cama y nos pusimos a dormir, no había otra.

-No se les ocurra poner a darse- dijo Federico -¡Que yo estoy acá... y me prendo! ah! ah! ah! ah!-

-Dos putas y un chongo- dije bromeando -¡Eh, amigo, es la vida de los ricos!

-Jajaja! dos putas, un chongo ¡y una volsa de merca!

-Vos no podñes Fede- consideró Erica -porque él, ¡él es mi amigo gay!

-Hablando de eso, igggh! el otro día se estaban peleando los tumbas por el travesti del pasillo. Parece ser que uno le dió, y otro también, y a uno le pintó el amor, y lo quería acuchillar al otro!-

-¡Aguantá!- dije entre risas -¿No sabés lo hermosa que es Lulú con esos bigotitos chamameceros? ¡El travesti sex symbol bigotuda! Basta Fede, porque no me voy a poder dormir.-

-Pensar que se hacen los pulentas con un caño en el bolsillo- dijo Erica -¡y se terminan empomando entre ellos, vuelta y vuelta con un trabuco!-

Yo desperté varias veces en la noche, me sentía claustrofóbico; tambien tuve sueños, como presagios de que iba a volver a estar encerrado. Me levanté de la cama como a las 3 de la tarde.
Erica estaba hermosa, se había pintado prolijamente la cara regordeta, y vestía elegante-punk en jeans; Federico tenía puesto un traje negro y había pasado betum por mi paleto de cuero. Yo cotrareado me puse a vestirme para los acontecimientos del dia.

-Ahi está la comida.

-Gracias Eric.

-¿Y jefe?, jefe alemanen del partido ¡A ese negro Carrington no lo podemos atrapar!¡Siempre se nos escapa!-

-Sos un tarado cuando hacés eso- dijo Erica tentada -¡sos mi orco feo y malo!

-Para hoy- explicó Federico fumando tabaco importado -tenemos dos negocios loco, el primero es ir a cambiar billeta, y el otro es ir a firmar garantías truchas con giles.-

-Fácil, simple, firma con la mano izquierda, si hay peritaje firmas con la derecha.

-Yo los espero en la galeria.

-Okey Erica, paso y te veo en la escalera.

La avenida Corrientes es una larguísima peatonal, uno de los centros comerciales más grandes del mundo atestados de turistas; también de prestamistas de dinero ilegales, "arbolitos" que se dedican a cambiar dólares por pesos argentinos.
La financiera a donde nos dirigiamos era muy lujosa y con vidriera a la calle, tenía un pizarrón lumínico fuera donde se podía apreciar la cotización nueva de la moneda con dos guardias gigantezcos vestidos como generales. Sus gorras llevaban grandes águilas de metal plateado.
En el medio del camino había una viejecita de grandes anteojos, pelo de color violeta, que se genera por la tintura vencida para tapar las canas, y arrugas finitas en su cara por millones. A su lado siempre había un niño con retraso mental.
Yo detuve a Federico unos metros antes.

-¿Tené' moneda?

-Sí ¿Cuánto querés?

-No salame, acordate de esto: ¿Tené' moneda?

-¿Qué onda?

-Vos acordate- dije, y los dos seguimos camino ante mis señas -¡Ahi va!-

-¿Tené' mondea?- preguntó la viejecita -¿Tené' moneda?-

-¡JAJAJA! aguantá, no podés ser tan hijo de puta, jajaja!

-Me persigue siempre, vieja bastarda. Siempre me la cruzo en la calle, en el medio del camino- aseguré entre risitas y siguiendo camino -una vez le di un boton de camisa rojo, siempre pide: ¿Tené' moneda? Me vuelve loco, ¡es el diablo en medio de la encrucijada! Siempre habla con la eñe por todos lados. No me va a dejar hasta que le de un peso en "moñeda".-

-¡No podés ser tan hijo de puta, jajaja!

-Basta, seriamente me da como culpas, me siento en deuda con gente así por la calle. POr eso digo que la vida es hermosa, nací entero y tengo posibilidades de tocar el Olimpo con las manos cuando quiero. ¡Me da tanta impotencia cuando veo gente minusválida, una bronca! ¡Y no se a quien atribuirselo! Puff después dicen: el amor y la creación de dios es maravilloso. ¡FUCK!

Los dos llegamos a la puerta de la financiera.

-Vos cuidá de que no nos roben, ¡a ver si nos chorean y perdemos!

-¡Sí, jefechito!


CONTINÚA...

·

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de cuando una ilusión se convierte en paradigma
y brutalmente va enfermándote
de cuando la soledad es liberadora
y opresora a la vez
de cuando no sos necesaria
y vivir es respirar
de tanto tiempo sin quererte
te empezás a querer
y sin necesidad de ver
podés imaginarte todo
acumulás
anudás, anudás, anudás (te)
anudás
hasta volverte invisible
y tardíamente, silencio
·

Reseña

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...a ver...
¿Para cuántos hay castigo?
y luego festejos en un bar.
¿Para quienes la lealtad?
¿De quién es lo caro,
de quién es lo absurdo
y lo inmoral?
Las letras y el cancer,
el orgullo y el dolor.
Aguas de este rio
en contra mio.
La sal y las heridas
y la sangre en el mar.
Habia tres niños queriendo cruzar la calle,
habia mil autos queriendo transitar,
nadie obtuvo el peso
para poder dejar la huella exacta
y llegó la noche, junto con el miedo
y no hubo sueño (miradas al techo).
Queriendo estirar la mano y no llegar a tocar nunca a nada vivo.
Despues nadie recordó en que momento se durmieron.
¿De quién la vida
y de quién la muerte?
¿Para quienes los catigos
y para quienes el dolor?

Poema que se me cae de la boca

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despacio

sin apuro

no nos deja

no es el último, amor, no es el último

ni el último beso
ni el último poema.

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Omar Sisterna
"Manifestación - Represión" - 2008
Oleo s/madera 110 x 80 cm

Andrea Mineko: Un poema

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Hombre,
ya no me miro al espejo,
y estoy acostumbrándome a no tocar.
¿Vendrás?

Estoy ansiosa que aparezcas,
y pongas las cosas en su lugar: mi cuerpo a mi cuerpo,
y afuera todo lo demás.
Drenes el agua de mis ojos
para que se dejen de inundar.
Y me luches. Me conquistes y me aferres;
suave primero, para que yo no me asuste,
y luego no me tengas piedad.
Haceme tu esclava.
Atame las manos a tu alma.
Y los pies a tu cama, y enséñame a bailar.
Si. Así. Atada.
Y hablame con suspiros tus palabras sagradas,
las que revelan, las que alimentan, las que sanan.
Y abrime, a la fuerza si fuera necesario.
Y metete. Y cólmame
de amor, de sol, de tu simiente desbordame.
Y nombrame con todos los nombres que ames,
y que te hagan reír, y también despertar.
Y sentime cálida y apetitosa.
Devórame.
Saborea mi sabor a hembra, a tierra, a chocolate,
y mi aroma a vino y mi piel suave.
Tocame.
Quiero erizarme bajo tu mano.
Quiero erguirme.
Quiero ser.
Y besame los ojos para que te vea.
Y las manos y los pechos y la vagina, y también los dedos.
Y arrancame de adentro. Y perseguime si me escapo.
Y derrumba mis silencios cantando,
yo te acompaño, pero despacio.
No le hagas caso a mis no, nunca, a veces.
Y mostrame en sus distintas fases, la luna,
como cambia, brilla, muta, desaparece,
y esta ahí, iluminando, siempre.


03 de mayo de 2010
Andrea Mineko
sonido que acompañan: Four Tet
i shin den shin


[ http://www.lovelymineko.blogspot.com/ ]

[ http://www.cuantosalgunosdias.blogspot.com/ ]


LOS INKIETOS (Capitulo Aparte) 2do fragmento

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-Si viene yo les se mentir, como no los conosco- propuso Erica -entran, me ven acá y piensan que soy tu mujer, y fue!-

-Deci que es tu novia, que sino le doy a la grandota-

-No fede, sos mi amigo gay, sabela. ¡Que cachibache que son, son un embroyo altísimo, altísimo embroyo los dos!-

-Una vuelta hace mil años- confese sonriendo -tuve queque ser vendedor de libros. Eran unos pelotudos que tocaban timpres de casa y vendían un plan. El plan era lo siguiente: pagabas una cuota de 20 pesos y re hacian socio de una librería y re traían libros a tu casa, los que pagabas. Eran unos pelotudos que se decían entre todos: ¡Fuerza, fuerza!¡Buena onda!, y te mandaban a tocar timbres. El jefe era un pelado estafador, un grasa que te dabas cuenta al toque que estaba tratando de envolverte. Nos enseñó algo llamado "venta por arrebato". Es marear al comprador con propuestas hasta que cae y compra. Yo un día levante 200 pesos, pero de la bronca que me daba el pelado grasa rodeado de giles los estafé, me fui para mi casa con la guita. Después estuve como un año vendiendo la promoción, el plan, y nadie se dió cuenta de que todo era falso. Los libros, ¡que te los traiga tu abuela!-

-Jajaja, aguantá, jajaja!- lanzó Erica -¡los vi, de esos que bailan marcha!-

-Yo una vez trabajé en una zapatería- aseguró Federico. Prendió fuego un tarrito de betum, después de soplar, pasó por mi campera prolijamente el producto con un trapo dándole brillo. -¿Ves? esto lo aprendí ahi. Era un viejo clase trabajador esclavo, con una foto del general Peron y un dia me fui con toda la plata de la caja, ¡y zapatos nuevos, loco! ¡Ja, le cavió!-

-Te cuento- dijo Erica -mi madre sabe que estoy acá-

-Okey, no te cuestiono. ¡Hoy sos mi vida hermosa!-

-Te adoro, viejito lindo-

Se escuchaban tenues golpes en la puerta, respetuosos de la privacidad. Yo abrí cuidadosamente.

-Esteeeh, señorito Federico- murmuró la viejecita -lo buscan unos chicos-

-¡Sí, ya va, no se preocupe!- dijo Federico -¡Ya va!-

-¡Son los dueños de las celuletas. Vos Erica, escondete. Y vos, fede!...-

-¡Yo soy el jefe!- interrumpió con el seño fruncido -¡Vos Carring, a la puerta! vos hacé el papel de puta y yo me escuéndo en el balcón ¿No ves las sábanaspara taparme? !Daa, daa, daa, MONGOLOIDE!-

-Okey jajaja. ¡El bebé padrino, jajaja!-

Yo salí al pasillo y tomé un poco de aire, me concentré para ponerme serio y abrí el vidrio de la puerta.

-¿Si?-

-¿Dónde está ese Federico?-

-No sé, no lo vi en todo el día, se mudó-

-¡Ah, somos una re banda!- dijo un paraguayo enfurecido de los 8 que había detrás de él -Si no nos dejás pasar, te pasamos cuchilla ¿Ahora que somos banda que onda, pué'?

-Ya vengo-

Yo abrí la puerta de nuestra pieza y Federico estaba con el telefono celular desarmado sobre la mesa.

-¿Y qué onda? ¿Ya se fueron?-

-No, se trabó por los cuatro costado, son como diez, tome trenso; pero imaginatela, policía, sangre, la dueña llamando ¿Qué haces con el teléfono asi?-

-Nada, dejame a mí- respondió Federico, y salió con la carcaza del celular al pasillo.
Erica no paraba de fumar nerviosa, yo estaba tentado de risa, y mi amigo regresó cerrando la puerta despacio.

-¡No sabés, se llevaron el telefonito loco vacío! Las piezas las vendemos mañana, jaja!-

-Okey, bien estafados están, billeta, la billeta de Sarita la bobe judía. ¡Sarita vende tela cara y compra tela barata, jaja!-

-¡Ah, sabelo!, me compré una bicicleta cara de competición- comentó Federico pasando el cepillo de plata por su traje -La dejé atada con una traba de seguridad re ancha en el pasillo, una mañana me levanté re felicidad a dar una vuelta loca feliz en mi bicicletita y, resulta que la condenada bicicletita no estaba. Uno de los pibes chorros del pasillo me tiró: ¡Eh, amigo! ¿Te cortaron la bici? La estás buscando? ¡está en lo del narco!
Yo casi lo amasijo de un navajazo, ya lo iba a pinchar todo mal; pero, me frenó un vecino.

-¡Fácil, venganza!- dije frotándome las manos -los empalamos y listo-

-Tengo un trabajo para vos, pero... con esa ropa no. Es de guardaespaldas mío, y tengo pensadas dos movidas. ¡Vamos!-

-¡Okey, Cazarencompezash!-

Erica, Federico y yo nos fuimos a la galería Quinta Avenida yo nos compramos trajes, borcegos nuevos que se los regalé a ella, camisas, trabas para las corbatas y... gemelos. Mi traje era color azul, imitación muy acertada del que usan los príncipes ingleses en el protocolo para ver a la reina.
Los tres llegamos por el pasillo rodeado de habitaciones a la cocina, las sábanas blancas puestas en los marcos parecían fantasmas moviéndose con el viento. La cocina tenía las paredes pintadas de amarillo pálido y transmitiía nubarrones de grasa. Federico abrió delicadamente la heladera de los años '50 y sacó huevos, yogurt, Coca Cola, carne y papas depositándolos en la mesa de marmol granizado negro.

-¡Eh, somos felices! hoy comemos, el nene rico toma yogurcito straight!

-¡Callate, mongoloide!- sentenció Federico con sus ojos inyectados de rencor -¡¿No ves?!, esta comida es de los vecinos-

-Si no roba... ¡Estafa!-

-El otro día me vino a encarar un mono negro con un cuchillo de cocina, un vecino feo, y me apuro porque le faltaba la cena y yo no me hice cargo ni ahi. ¡No sabés que morocho todo mal!-

-¡Que cachiva que son!- dijo Erica desde el pasillo, oficiando de campana -Pero dale marmota, que no viene nadie!-

-¿Algún día pensas trabajar?, ¡desclasado!-

-¡Yo soy perito apicultor!- aseguró Federico orgulloso -aparte sé mucho de computación, soy data entry, entre otras cosas, sé de Power Point; pero, no quiero trabajar como gil todo el día en una oficina-

-Te imagino, robándote la guita de la oficina, o las abejitas de los panales. ¡Mis abejitas, oh pobres, mis abejitas, mis abejitas lindas, encerradas en tus bolsillos, oh liberen a mis abejitas esclavas, antifascista siempre!-

-Jajaja!- soltó Erica sarandeándose -¡sos un tarado adorable!-

-¡Abejas de mierda, ah, casi me pican todo el día!-

-¡Jodete!-

La habitación tenía las paredes pintadas de color crema pastelera, y teníamos una cajonera con ropa sucia; los tres comimos ahí, en lujosos platos de vidrio con cubiertos de acero inoxidable..

-Esta noche, bolique dark- dije acomodándome la corbata roja -los vampiros y las tierras oscuras ¡Las darklands!-

-¡Mi Lissette me dijo que era nazi!- confesó Federico preocupado -dice que ella es europea, y que es de apellido francés y que son gente blanca de allá; que son camaradas. El otro día me presentó a sus camaradas del martido y la onda es que no me pude hacer el antifascista loco ¿Qué querés que hiciera?

-A veces nos toca perder, sabelo-

-Yo voy también, eh!-

-Vos no vas a ningun lado Erica, eh! Mañana vas al colegio, asi que la jovencita a dormir-

-¡Pero mañana es sábado!-

-¡No me importa, te voy a poner en la puerta del colegio a estudiar igual!-

-Sos un viejo tarado, pero divino. Me encanta cuando se enoja- consideró Erica pintándose las uñas -¿No se pone como un psicópata?-

-¡Es un psicópata, por eso lo tengo de matón todo mal!-

-Me fui- dije acomodando mis tiradores -yo no estoy acá-

-¡Mucha piña, mucha patada; pero, no se sabe hacer el nudo de la corbata! ¡Puf! dejame a mí-

-Sí amigo, ¡dale!-

-Sos un viejito hermoso en traje y corbata-

-Pensar que en una época yo usaba las uñas como vos Erica, y era un Glammed Metal en los '80s. Era un mambo de chabones vestidos con el pelo batido y maquillaje, tocábamos la guitarra y nos ligábamos minas a las que les gustan los tipos androjinos. ¡Se hizo popular las minas que les gustaban los tipos en ropa como de mujer!-

-¡Qué cachiva! No te imagino, ¡es tan varonil!-


CONTINÚA

one night

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Ella dijo: "Domesticá a tu perra".
Él rió.
 
Soy un alimaña y en tu corazón voy escrita con "Y".

No me digas "Cuchi cuchi, baby".
Pongamos reglas claras, para que después romperlas, sea más fácil.

Hoy no quiero que me lastimes.
Sólo haceme daño.

MESTER DE CLERECÍA

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Alguien esta mirando las puertas de una ventana largamente en un lugar oscuro. Las puertas de esa ventana parecen abrirse y hacia el fondo hay una visión que desplaza una secuencia de imágenes alejadas. Es un scriptorium medieval, un escriba sentado y encorvado en su atril, y un maestro vigilando la tarea del eclesiástico.

Abso es un monje copista de la Edad Media y Guillermo es su maestro. La escena será la misma. Tendrá lugar en la catedral de Notre Dame durante el siglo XIII, en la bibloteca que funcionara como escola estudium generale de la precária ciudad medieval de París. Ahí, el maestrum Guillermo esta enseñando griego a su alumno Abso, y en ese enseñar pedagógico, intenta ayudarlo a traducir un extraño rollo que él mismo había rescatado de una escola filosophia cuando estuvo en el mundo Helénico, durante su alejada juventud. La lujuria por el conocimiento lo obligo a escapar del incendio pudiendo rescatar alguitas tablillas de cera, que se terminaron derritiendo por el calor del fuego al instante, y unos cuantos rollos escritos en esa lengua extraña. La mayoría de esos rollos estaban incompletos y en muy mal estado, solo aquel podía leerse y tratarse con una claridad tardía y poco consoladora. Aún así, Guillermo intenta enseñarle esa lengua extraña y en un rollo que esta en tan malas condiciones.

El alumno esta cansado. A pesar de la temprana virilidad que tiene su visión, hace muchas semanas que su maestro insiste en dejar una copia del rollo. Sabe que hay que terminar de trabajarlo rápido porque su maestro debe cumplir una diligentia(1)con puntualidad, en una abadía al norte de la península itálica; así es que al terminar con aquel trabajo, enseguida emprenderán el nuevo viaje para cumplir con nuevas laudas(2) . El stylus(3) del rollo reconoce las grafías del alfabeto griego; es bien claro que perteneció a la cultura Helénica; pero es una escritura a la que Abso jamás se había enfrentado, ni escuchado nombrar. Los datos de los que da cuenta los entiende a través de su maestro. Maestrum Guillermo insiste en enseñarle el stylus y la escritura Helénica. Abso piensa que sería mejor y más rápido que su maestro leyera el texto escrito y se lo dictará a él, pero este insistía en que es mejor que él mismo hiciera la traducción del griego a su joven lengua romance:


`` Après le chaos fait ces deux êtres: la Terre et de l'Amour est l'Amour qui a conçu des `` tous les autres dieux. Ainsi, par diverses parties, il est convenu que l'amour de Dieu est le plus ancien. Parce qu'il n'ya pas plus grand bien d'avoir un amant vertueux, ou un amant, ont un être cher qui a réconforté Mais, outre cela, il est pour nous le plus grand bien.(4)

La escasa luz del candelabro se estaba apagando, y Abso empieza a mostrar rasgos fuertes de cansancio acumulado. Hasta empieza a sentir un poco de miedo. Ellos están ocultos en aquél scriptorium porque su maestro no cree que sea virtuoso que algún miembro de la escola estudium genérale se enterará que ellos tenían en su poder un rollo escrito en una lengua desconocida y traído de un mundo desconocido. Salido de los fuegos de un infierno que Guillermo había visitado ¿Un dios llamado Amor? Una visión tal, incitaría a la lujuria de los clérigos de la catedral y es un atentado peligroso. Por eso, mejor es hacer el trabajo a escondidas lo antes posible para poder dejar una copia escindida.

Será un libre leído en una época posterior; porque quedará oculto en ese y en otros lugares apropiados para ser leído en otro tiempo. Siempre que aquellos tiempos favorezcan.

A menudo, Abso se detenía a pensar en lo que copiaba, pero cuando preguntaba demasiado su maestro le respondía con una negativa diciéndole que, todavía era uy joven para comprender algunas cuestiones que tenían que ver con esos escritos.

Después de estar en la abadía de Italia, después de esa experiencia, y cuando su maestro ya estuvo muerto; pudo terminar de conocer a Dios Amor: el más bello, magnífico y poderoso de todas las manifestaciones del Alma; el más libre de todas las libertades del cuerpo y del espíritu; pero también el más lejos en la concepción del tiempo porque será el más divino de todos. Así, pudo seguir trabajando en el oficio que su maestro le había heredado.



Notas:

(1) Diligentia, -ae (f). Significa diligencia.
(2)Lauda, -ae. Significa alabanza; tiene acusativo plural en –as.
(3) Stylus, -i. Es un elemento que se utiliza para escribir, pero también tiene que ver con la modalidad del escrito (de ahí la palabra estilo).
(4) En español: `` Después del caos se produjeron estos dos seres: la Tierra y el Amor. Fue el Amor el primero que concibió a todos los demás dioses``. Así, por diversas partes se conviene que amor es el Dios más antiguo. Pero, además de eso, es para nosotros, el mayor de los bienes. Porque, no existe mayor bien que tener un amante virtuoso, o para un amante, tener un amado que lo consuele.

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Verót

"Los seres que adoran a la Luna 1"

( Xilografía)

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como esos tiempos
en los que me canso de esperar (te)

como cuando corre ese frío
por no poder decir
por la palabra que no sale de ninguna boca

[ella se va]

la chiquita vagabunda
se esconde

y cual pibita callejera
decide irse

a llorar toda la soledad
·

VII

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abre

abre canciones al rocío rojo, a

pupilas ayer esclarecidas

por la penumbra, apenitas el rumor de

estas agujas que acarician los huesos

rendidas

ante ínfimas y perfectas espinas de agua

comienza

así, sin vacilar

ceremonia oscura que arrastrará

el alba, comienza la imposible, la preciosa

la fatal

e incompleta destrucción, inicia esta

gris inminencia:

palabra rota que se disgrega en perfumes rasjuña, rapiña

hasta la sangre la orilla

menos dócil de la niebla





-contra el paladar,

insecto frenético llagando su cueva,

un solo gesto antiguo:

incubar

juntar los pedazos

empezar, unir

lo que es, lo que NO-

La virgencita de la plaza

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Ana está sentada en un banco muy cerca de la virgencita de la plaza, hace que no, pero si, está rezándole. Le dice cosas que sólo ella sabe. Mastica cada palabra, una tras otra. Reza a gritos de boca cerrada, y los sonidos quedan ahí, asfixiados, para que sólo su virgen despintada la pueda oír. Y hacia fuera, sus gestos son los de una chica observando el paisaje en la placita de Mariano Acosta.
Hace calor, el verano se extendió más allá del otoño.
Lleva puesto un Short muy corto de tela, de la remera escotada y musculosa le salen dos brazos bien morenos, y de las axilas los vellos le brotan largos, entre la transpiración de verano y las hojas del otoño.
Un dolor le viene de golpe, se toma fuerte del vientre. Continúa su acto silencioso, madre Maria ayudame por favor. El sol la ilumina y la piel de Ana brilla.
La sangre atraviesa la entrepierna del short cayendo por las rodillas y de ahí a las zapatillas, la gota termina en un punto rojo sobre la lona blanca de su calzado. Luego otra vez la sangre fluye intensa por la marca que dejó la gota anterior.
Son las seis de la tarde, el barrio a esa hora no tiene la bondad de ser discreto y muchos menos desértico, por el contrario lxs trabajadorxs y estudiantes vuelven a sus casas, machacando las calles de tierra.
En el cetro de la escena está Ana, y todos van de acá para allá, se abre una puerta, se cierra otra. Una horda de nenes en guardapolvos desabrochados corren detrás de una pelotita de papel y cinta scotch.
Ana sigue en el centro. La sangre brota. Decide correr hasta su casa, lo más rápido posible. Corre, corre, roja y negra, la casa está en el fondo, blanca y lejana, no sabe si la están mirando,
Virgencita que no me vean, virgencita que no me vean.
Ya en la puerta, intenta abrir el portón pero se traba y ve que a dos casas están sus compañeros de colegio. El Rusito, un nene rubio de ojos claros y rosado por el calor, asoma la cabeza observándola entre el flequillo rubio que le cuelga de la frente, se acerca. Ana logra entrar. El rusito casi le pisa los talones, ¿Ana estas sangrando, te cortaste? Si, me corté en la plaza, ella entra sin volver la mirada.

Al día siguiente, el rusito se acercó diciendole: ¿estás mejor? Sí, gracias. Las palabras quedan atrás y ellos se adelantan en silencio, caminan juntos hasta la plaza y se sientan en el banco junto a la virgencita.
Es un milagro, Ana mira a la Virgen. El Rusito se le acerca despacio para no asustarla, le da un beso chiquito en la mejilla, luego otro y ella responde con un gesto, hasta que uno corre la cara y las bocas se pegan tibias.
La noche intensa comienza a caer sobre ellos, la gente entra en sus casas y en un rato, la plaza quedará oscura y solitaria.
Las manos de Ana se alborotan sobre el pelo del chico, él le acaricia los brazos, la abraza acercándola más a su cuerpo. Pegados, entre los cuerpos la respiración es tibia, afuera del abrazo, la noche está fría pero no importa porque un fuego nace desde adentro. Las piernas de él se meten entre las piernas de la chica y la rodilla va hasta el fondo presionando la entre pierna. Ella siente placer, algo la desborda, mete sus manos en el pantalón de su compañero y logra agarrarle el pene, el miembro asoma rosado entre el guardapolvo y las manos de ella. El intenta desabrocharle el pantalón, la chica lo rechaza con un movimiento, El rusito insiste. Ana cede, la mano tibia de él toca los bordes de la bombacha, deslizándose hasta llegar a los vellos púbicos y ahí, a unos centímetros, encuentra el pequeño sexo abierto y mojado de la chica. Ella le saca la mano manchada de sangre. El chico lo nota y sigue acariciándola con la otra mano. La mano mojada de sangre se seca apoyada sobre el banco.
Alguien se acerca gritando algo, los dos chicos abrochan, cierran, lo que tienen para abrochar y cerrar y salen corriendo en direcciones opuestas.

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Sin revanchas

Con suerte me queda un poco
del resto de los días en penumbras y de tus manos
que se saben hermosas y que están entre soledades espasmódicas

el poema que hoy te escribo, tiene las caries y el olvido piadoso
del fondo del vaso con hielo, vodka y mi devoción
moribunda de las tres de la mañana.

Sin espejos.

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pienso que tal vez lo necesite

que tal vez sea inevitable

huir-me

fugar-me

escapar-me

pienso que tal vez

no sea siempre yo la de los problemas

la chiquita vulnerable

la estúpida que espera y espera

colmada de ilusiones

mentirosas

puras fantasías

ficciones que invento

para creer que la vida

no es tan jodida como parece

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Juan Pablo Lagarejo: Costilla

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Si un día destos te sacas la osamenta
tibia impávida doblada una costilla
ruegote que me guardes, encombada
fosforescencia calcífera del hueso,
embrión de la luz mala, brote óseo
pristino arco, curvada, esponjosita,
doblez del pecho, torcida prolijosa
que sola ella todo es el esqueleto

y quiero yo la en longitud del hueso;
si un día destos, una tarde cualquiera
mañana-noche te abres la osamenta
guardáme vos tu tú vos costilla una,
curvatura de sable, marfiltórax,
que protégete el rojo jugosito!

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Omar Sisterna
"Tocando fondo" - 2009
Oleo s/tela - 100 x 100 cm

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Omar Sisterna
"Impulsos de bandoneòn" - 2008
Oleo S/tela - 100X80 cm

LOS INKIETOS (Capitulo Aparte) 1er fragmento

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DOSSIER

Soy escritor por decisión propia, mi nombre, Alexis Germán "Wild" Giambisi, orgulloso de eso y de mis desventuras.
Me identifico con los salvajes, los inmaduro, el antifascismo, la mejor excusa para vivir. "Rock 'n Roll", es un termino fosilizado para mí; "Hardcore", es lo que me gusta y... la vida no es una cuestión de gustos, sino de responsabilidades.
Mujeriego irremediablemente; drogadicto, remediado en abstinencia completa; compulsivo confeso, cualquier excusa es buena para salir toda la noche a una disco, o a un recital; y hablo de las personas desde su estética para entrar en lo humano hasta decepcionarme.
Estuve en la cárcel, hice programas de radio, tengo experiencia de productor artístico y... querido lector desconocido, nunca esperen encontrarse a un heroe cuando abran un libro escrito por mí.

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LOS INKIETOS (Capitulo Aparte)

La puerta de la pensión hotel de Federico era de hierro con los vidrios rotos, un pequeño hall gris con las paredes pintadas y rayadas le seguía con un ascensor en medio, pero su puerta estaba desbensijada y descanzaba mitad fuera y mitad dentro del elevador. Las escaleras eran de mármol, llenas de adictos a la base, y drogas duras, vestidos de equipos de gimnasia con sus infaltables gorritas apuntando hacia el sol. Algunos eran andrajosos y desprolijos, y otros bailoteaban un poco de cumbia, esperando a que llegue su dosis con espasmos de ansiedad.
Yo subí las escaleras esquivando a algunos que estaban tirados en el piso,y después de saludar a los africanos que vendían anillos de oro, toqué tres veces el vidrio de la lujosa puerta de madera brillante, y la abrió una viejecita de gruesos anteojos.
Por esos dias del año 2002 viviamos en una casa ocupada, pero nos habian echado los monucipales. Todo esto paso entre medio de los momentos previos a cortar los tres candados blindados de la casa ocupa para retomarla. Estaba ahi porque no tenia casa y, aparte, quería saber la verdad de lo que había pasado a mis espaldas.
Yo había ido a buscar alguna aventura amorosa a la galería, don Delfina andabamos a los tumbos y besos pero no me olvido más de como se asustaron los ojos verdes de mi amigo cuando lo encontré, asi que el me dió la dirección de su residencia para confesarnos cosas.

-¿Si, joven?

-Busco a Federico Kahalöffer - respondí poniendo cara de inocente -¡Soy amigo!

-Sí joven, pase, es la puerta esa, al lado de mi pieza- indicó la viejecita
-Cualquier cosa me avisa, si?

Toqué la puerta blanca con mucha determinación y el ex Inkieto me abrió dando sus clásicas risitas complices.

-Aló, aló, ¡ja! ¿Y ahora?

-¡Eh, amigo, el guachín tiene casa!- soltó Federico orgulloso -Estamo' re parado' y leno' de oro. Sabia que ibas a venir, estaba pensando en vos.

-Sos un Lulú, pensando en hombres... ¡Qué mariquena!

-¡Pasá amigo, que somos felices!

La habitación tenía una cama doble, con sabanas floreadas de los 60's, un ropero de madera opaco, y un changuito de super mercado lleno de comida.

-Estoy sin casita feliz, sabelo.

-No se si te puedo dejar vivir acá mucho tiempo, porque Lissette viene y no hay espacio.

-¿Y que onda?

-Estoy re felicidad loca con mi Lissette- comentó Federico colgando mi campera prolijamente en el ropero -aparte conmigo acabó ocho, ¡ocho veces, como con ninguno!
Te puedo dejar vivir tres dias, cuatro como mucho.

-¿Que pasó, eh? Vine a eso, sabelo.

-Mi Lissette es del partido nazi...

-¡Vine a otra cosa, sabelo, batuque balbín! Aparte, que ni se te ocurra hacerte nazi porque te empalo.

-No, ¿para qué? Si soy blanco.

-¿Qué pasó? ¿Qué pasó con Mapu, la ex de Shaggy?

-¡No sabés!- dijo federico con el pecho hundido -Robamos un taxi y nos salió mal, entonces entramos a la villa y me la secuestraron. Un pibe con un fierro, yo no tenía fierro para responder y el pibe chorro me pidió guita por el secuestro y la violó. ¡Todo mal! Yo me fui a la comisaría y entré todo loco con un chaleco antibalas a la villa. Pedí un fierro pero no me lo quisieron dar, y aparte, yo tiré la puerta abajo. Y nada, está preso el violín. ¡Le recontra re cabió a ese negro de mierda!

-Okey, quería saber la verdad de tu boca ¿Los padres saben?

-¡No sé, no se discute más!- consideró Federico enojado- ¡Ahora yo soy el jefe!, y tengo un par de negocios para vos y para mi, ¡sabé! ¡Negocios locos!

-Okey jefe, vos dirás.

-¡Hay unos chilenobolivianoparaguayo'!

-¡Aguantá, me río, me río mucho!- logré decir -¡Me río!

-¡Unos chilenobolivianoparaguayo'! Bueno lo único que tenés que saber es que te tenés que hacer el dueño de la pieza, nada más.

-Contame más, si no se si es peor.

La puerta se abrió bruscamente y Erica punk, mi noviecita de esos dias, entró con un paquete de cigarrillos en la mano. Erica era gigantesca, de labios gruesos y hermosos ojos marrón ladrillo; vestía toda de jeans, y sus uñas estaban pintadas de negro.

-¡No te dije que tenías que estar en el colegio, eh!

-Para viejo, no empieces cahiva, me cansé del clima de casa y me vine a vivir unos dias acá, con un amigo gay. ¡Cantale, hacele la nena!

-¡Qué Erica!- dije -oh, la última. Shhh!-

-Yo soy tu amigo gay, yo soy tu amigo gay- se puso a cantar Federico -yo soy tu amigo gay, él lo sabe, vos también, porque, yo soy tu amigo gay-

-Kukú, Lalá, Mimí y Sisí ¿Dónde me metí?

-¡Vos porque no viste el travesti que vi a la mitad del pasillo!-

-¡Aguanta, Fede!- dije.

-¡Y, igggh! Tu novia toda punk loca es mi che pibe, me trae la comida, me hace la cama, ¡es la camuca punk!-

-Está bien, ¡vamos a esclavizarla y a sodomisarla!

-Mirá que me puede gustar- dijo Erica pasando sus manos por el contorno de su cuerpo y mordiendo sensualmente sus uñas -decime, decime "Gordita", ¡me encanta cuando el viejo me dice "Gordita"!-

-No vayan a curtir en mi cama, eh! Yo me voy, ya vengo

-¡Okey jefe!

Federico estaba vestido de traje y corbata color negro con camisa blanca. Su nariz era aguileña, su boca grande, su pelo rubio y lacio; pero su cuerpo era muy delgado y encorvado para el saco largo de cuero que se puso antes de salir.
Erica y yo nos pusimos a hacer el amor desenfrenadamente, y siempre nos sentimos bien, nos comprendíamos mucho en la convalecencia del "después de...", así que ella se puso a fumar elegantemente.

-¿Qué pasó en tu casita feliz?

-Viejito lindo, no sabés, mi papá se fue al colegio de mi hermana otra vez, y la amenazó a la directora, ¡y después salió con la moto a todo lo que daba!

-Pero, ¿no están separados?

-Sí, pero mi Padre manda en casa, y fea la actitud, y no me la banqué así que me vine para acá, y yo lo amo a mi Padre, estoy enamorada; pero, mucho bardo y, para no ligarla me vine unos dias.

-¡Más te vale que vuelvas al colegio, y vestite que viene el enano maldito!

-Contate algo- propuso Erica vistiéndose sentada en una de las dos sillas -¿A ver, eh? Contale a tu jovencita.

-Una vuelta mi hermano menor me invitó a ver a Ramones.

-¡Alta banda, altísimo punk rock!

-Bueno, y me tiré de la platea al campo para verlos de abajo. Un patovica me agarro y mi hermano menor le puso un borcegazo que el tipo hizo: ¡AY!, re maricón, lo descontrolamos a palos y después estuvimos un año diciendo: ¡AY! re michifuz, un patovica maricón. Pero tenés que vivirlo, porque suena muy estupido. Fue un ¡AY! re maricón, le pegamos porque parecía que se iba a poner a llorar.

-¡Que trastornados, jajaja!

Federico entró a la habitación a los saltitos y risitas. Después de cerrar la puerta, sacó un telefono celular de última generación.

-¿Y?

-¡Gracias!- dijo él, imitando la voz de una azafata -¡Gracias, hoy mismo le lavamos el dinero señor presidente!¡Gracias, una caja de armas para acá y una caja vacía para allá!¡Gracias, un kilo de cocaina para aca y un lote de harina para allá!¡Gracias, dos putas y un chongo para una fiestita negra... ¡Ah, ah, aahhh, ya se los tengo, en una hora, gracias!

-Confesá mortal ¿Qué hiciste?

-¿Viste los chilenoperuanoboliviano'?

-¡Jajaja, aguantá que me río!

-¡Es un re tarado!- soltó Erica entre risas -¡Repetilo, haceme, amigo gay!

-No, basta, fui al puesto y les dije: "dame un teléfono, lo compro si puedo probarlo en mi casa y anda la carga" Así que, ya fue. ¡Un teléfono, loco!

-El hombre estafador, ¡Ja!

-Ya sabés tu parte, ¿si?, ¡es tu parte, loca!


CONTINÚA...